No se sabe en qué momento ni quién extendió la superchería de que frotar, besar o rozarse contra el pene erecto de la estatua de Victor Noir (1848-1870) en el cementerio de Pere-Lachaise (París) asegura la fertilidad de la tocadora.
Lo que sí se sabe es que Noir, periodista del diario La Marsellaise murió víctima de un asesinato fruto de intrigas políticas durante el gobierno de Napoleón III. Tiempo después de su muerte, la estatua que habría de coronar su tumba fue encargada al escultor Amedee- Jules Dalou, quien, en un arrebato de realismo, decidió esculpirla tal y como encontraron al muerto: tumbado boca arriba y con una enorme erección brotando de su bragueta.
Desde entonces, su sepultura suele estar rodeada de mujeres en busca del ansiado don de la fertilidad y de hombres que miran con recelo el miembro del muerto.
Pd: En la imagen se puede apreciar el brillo que ha adquirido la zona de la bragueta en la estatua después de tanto frote.